Desde el lunes 22 de julio se inicia una campaña que tendrá la duración de una semana en las carreteras de Europa. Su coordinación corre a cargo de Tispol, se centrará en camiones y autobuses, y se llevará a cabo en un total de 27 países. El objetivo principal es el de garantizar la seguridad vial de todos los usuarios y tratar de eliminar conductas ilegales de empresas y transportistas.
Así, las operaciones de control que se vigilarán por parte de las fuerzas de seguridad se centrarán en consumo de estupefacientes y alcohol, velocidad, seguridad, tiempos de conducción y descanso, uso de cinturones de seguridad, estiva de mercancía, excesos de peso y control de la documentación de cada transporte.
Por su parte, también se controlarán conductas ilegales más allá de la conducción tales como tráfico de inmigrantes irregulares, transporte de fugitivos, mercancía robada, posesión de sustancias estupefacientes o armas de fuego y otros delitos posibles.
De este modo, desde la Tispol se considera que con una campaña de control de este tipo se incrementa la seguridad vial en un momento de creciente densidad circulatoria. Una coyuntura que podría provocar un mayor número de accidentes por alcances a vehículos industriales y autobuses.